Parma 26 de julio de 2015
Siempre he sido guzzista, desde que tuve una Stornello 125 Scrambler a los dieciséis años.
En 1991, cuando vine a vivir a Parma, me hice cliente del concesionario Guareschi y, tras un periodo de parón de las motos, les compré cuatro motos en 2007.
En la familia Guareschi siempre he encontrado, además de una exquisita amabilidad, una gran pasión por la marca Eagle.
Puedo atestiguar que hacen su trabajo lo mejor posible y tienen, como imperativo, que el cliente salga satisfecho del taller.
Tengo la suerte de tener mi concesionario a pocos kilómetros de casa porque sé que hay muchos clientes que se desplazan cientos de kilómetros para que les atiendan aquí sus motos.
Por último, recuerdo los trabajos de restauración de las motos de época, que por sí solos merecen una visita a la tienda.
Mi sueño es ver una V7 Sport expuesta o, mejor aún, la legendaria Lodola Regolarità.
Roberto Barba, Parma